Aquí os dejamos la carta...
Escuchando la lluvia contra los cristales me levanté hoy.
Desde luego
no son días de color gris como el de hoy los que te dibujan una sonrisa en el
rostro y ver libros y apuntes desordenados desbordando de mi escritorio han hecho que todas esas
ganas de comerse el mundo con las que nos deberíamos despertar todas las
mañanas se hayan esfumado por completo. Así que coger uno de los libros de mi
mesilla de noche y sentarme junto a la chimenea ha sido mi primera decisión en
este domingo nublado.
Y así pasó
un rato hasta que Quasiomodo salva a Esmeralda saltando desde lo alto de la
catedral para protegerla de la injusticia. En ese momento te das cuenta de que
pasa algo, en ese momento me detuve en el aire y pensé que quizás no sólo
encontrábamos la valentía en personajes ficticios ,y me dije que quizás si me
atreviese a mirar descubriría hombre y mujeres que no se desaniman sólo por ver
una mesa llena de trabajo, que no se refugian tras un fuego acogedor y a los
que no les importa salir a donde sea para echar una mano a quien sea, sin
buscar razones, sin buscar excusas y que sólo es porque el otro lo necesita.
No te
conozco, o quizás sí, seguramente no somos tan diferentes, ni tan
lejanos...lejanos desde luego que no lo somos porque aquí todos los españoles
estamos contigo. A personas que se alejan de sus hogares para que en otros lugares también brille el sol, para
asegurarse de que se cumplan los derechos humanos, para colaborar en
investigaciones científicas, para que otros ciudadanos puedan vivir en
seguridad y para promover el alto al fuego en zonas de conflicto,...mi
respuesta es sí, te mereces nuestro apoyo y nuestro ánimo.
Quizás no
estemos en nuestros mejores días, los periódicos sólo hablan de conflictos
armados, crisis económica, contaminación, crímenes,...tienen suficientes
delitos para llenar las páginas de la Historia. Historia que vivimos cada día.
Pero si un día solo se publicasen noticias llenas de amor, noticias de buenos
sucesos, de gente que da su vida por los demás, de novedades esperanzadoras
para el planeta, de convivencia, de paz...estoy segura de que también se
llenarían las páginas. Y quizás tu vida y experiencias serían inmortalizadas
con tinta entre ellas. Pero ese “Periódico de la Solidaridad” ya está tardando
en llegar así que desde esta simple carta va a ser donde se vea agradecido, con
toda mi sinceridad, tu día a día, tu vida.
Y llegando
ya a diciembre sólo te deseo lo mejor para terminar el año, estés donde estés:
un caliente rayo de sol en la Antártida, un grupo de risas infantiles
rodeándote en Kinshasha o centenares de cometas sobrevolando los tejados de
Kabul, estés donde esté...lo mejor.